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MAYO 2000   

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Distinguido señor Editor:

Con motivo de recordarse el próximo 7 de abril el 111 aniversario del natalicio de la insigne creadora poética, Gabriela Mistral, primer Premio Nobel de Literatura de América, en 1945 y difundidora del pensamiento latinoamericanista de Bolívar, Martí, Hostos, entre otros y habiéndose vinculado con todo el continente, me permito solicitarle tenga a bien considerar la publicación de estas reflexiones en el órgano difusor a su cargo en torno a una figura que mantiene su vigencia y continúa proyectándose en el siglo presente.

Le saluda muy atentamente:

Reinaldo Villegas Astudillo

 

GABRIELA  MISTRAL, CREADORA LATINOAMERICANA

* Reinaldo Villegas Astudillo

 

 A 111 años del natalicio de Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura en 1945, quisiéramos en esta ocasión relevar su condición de creadora poética e impulsora de un pensamiento hondamente latinoamericano.

Nacida el 7 de abril de 1889, en Vicuña (Chile), y criada en la aldea cordillerana de Montegrande, desde los años iniciales va acumulando vivencias telúricas de su país, el cual pareciera caerse desde la cordillera hacia el mar. Proveniente de un hogar modesto: una madre aldeana y un padre, maestro de escuela, juglar y bohemio que abandona el hogar prestamente, atraído por la guitarra y los versos; a muy temprana edad, Gabriela convivirá con el campesino, con el trabajador agrícola, con el hombre de la tierra, avasallado en aquella época por el grupo semifeudal terrateniente que predomina en el Chile finisecular del siglo XIX.

Sobre la base de su propio esfuerzo y constante perseverancia, la incipiente escritora escalará peldaños y se abrirá camino dentro de una sociedad eminentemente tradicional y conservadora. Primero, como maestra de escuela; luego, en calidad de docente y directiva de liceos que se extienden desde Antofagasta por el norte, pasando por Los Andes, Santiago, y continuar el desplazamiento por Traiguén y Temuco hasta llegar al rincón más austral chileno, Punta Arenas. Por espacio de 31 años, Gabriela Mistral profundiza la mirada en su país de origen, auscultando el drama de los niños pobres, de la mujer avasallada, de los campesinos y de algunas etnias como los mapuches, secularmente explotados y los fueguinos, en aquella época en vías de extinción.

A partir de 1922, inicia el periplo por el marco latinoamericano.  Viaja a México, contratada nada menos que por el ministro - filósofo, José Vasconcelos para participar en la reforma educacional mexicana. Recorre América y publica su primera obra, Desolación , la cual está motivada en las vivencias primeras: los niños, las actividades como maestra  y el angustioso drama amoroso que la afectó en la juventud.

La escritora chilena se va interiorizando en América. Admira el pensamiento integrador de Simón Bolívar de quien manifiesta: ”Hagámosle criatura cotidiana mejor que nombre de aniversario; vivámosle en la permanencia y no sólo en las letras punteadas de los centenarios”. Elogia  a José Martí por los aportes que le hizo a la lengua hispanoamericana y por constituirse en un “luchador sin odios que pelea por la independencia cubana que le quema la espalda, y mirando delante el montón impersonal de los enemigos de la libertad que para él no tienen cara ni nombre personal”. Y se conduele del destino de Eugenio María de Hostos, quien no logró en vida  liberar a su isla Puerto Rico, pero dejó en las Antillas y en la  América  toda una huella profunda en el campo de la ética y de la dignidad y quien en su exilio permanente jamás “sirvió gobiernos vergonzosos de obedecer”.  Se convierte en representante de Sandino ante la intelectualidad del mundo entero; de aquel guerrero, “que carga sobre sus hombros vigorosos de hombre rústico, sobre su espalda viril de herrero o forjador, con la honra de todos nosotros. Gracias a él la derrota nicaragüense será un duelo y no una vergüenza; gracias a él, cuando la zancada de botas de siete leguas que es la norteamericana, vaya bajando hacia el Sur, los del Sur se acordarán de “los dos mil de Sandino” para hacer lo mismo”.  La Mistral, asimismo, se identifica con la lucha de los pueblos indígenas de todo el continente, en especial con los descendientes de los mayas, aztecas, incas y las innumerables etnias que pueblan la región.

La naturaleza americana en todo su esplendor surge en Tala, editada en 1938 con los poemas, entre otros, motivados en la Cordillera de los Andes, el trópico el maíz, etc. Y en los periódicos de América, especialmente en El Repertorio Americano de Costa Rica es donde quedan plasmados los artículos-ensayos que proyectan a Gabriela Mistral  como una auténtica intelectual, amante de su tierra, de sus pueblos, contribuyendo con su verbo a denunciar iniquidades e injusticias en las diversas tribunas que ocupa en  vida, la cual fenece en enero de 1957.

Es indudable que la figura de Gabriela Mistral se ha enaltecido,  póstumamente, en un ascenso creciente.  Redescubierta por exégetas e investigadores, nos proyectan  en estos últimos cuarenta años a una poetisa de alto relieve, que no solamente cultivó los temas de las niñeces escolares de la primera infancia del hombre americano, sino que se perfiló siempre dentro  de una constante excelencia creativa hasta culminar con Lagar, (1954) en una expresión artística  trascendente y universal, con lo cual nos enorgullece  a todos los que estamos afincados profundamente  en estas tierras latinoamericanas plenas de sol y sombra, de anocheceres y alboradas.

* Magíster en Literatura Latinoamericana  Contemporánea. De origen chileno, reside desde 1976 en Valencia.

                                                                                                                        

 

 
[Directorio de Noticias]


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